Yo estoy
sorprendido con la capacidad y fuerza bruta de los venezolanos… pero no con la intelectual.
Ya van más de dos semanas en el mismo plan. Que marchas pacificas por aquí, que
protestas por allá y ni hablar de las guarimbas y de los muchos mensajes de
repudio enviados al presidente que ya está Maduro.
Esa revolución que comenzó quince años atrás, no fue más
que los cimientos de una dictadura que hoy en día los reprime de libertades tan
verdaderas como protestar y marchar a favor o en contra de de una ley o de un
individuo en el poder. El novelista
Ingles George Orwell describe el proceso de la siguiente manera: “No se
establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución
para establecer una dictadura”. Ya esa etapa la hemos más que pasado.
¿Qué viene después? Pues una vez establecido un
sistema de gobierno donde lo que no está prohibido, es obligatorio. Esos
tiempos en los que un ciudadano podía actuar, salir, comprar, manifestar
libremente ya no son permitidos. Es una devoción
fetichista y efímera en la que los ensalzados en el poder y la tiranía no
pueden durar mucho tiempo. Las diferencias entre el soberano y quienes ejercen
la ley a latigazos es muy grande. Tarde
o temprano el cuerpo de quien es castigado se cansa y se rebela contra la opresión
o simplemente se acostumbra y se menea al son de la danza.
Venezuela está medio a medio de esa disyuntiva. No
saben si menearse (irse a parrandear en carnavales) o seguir rebelándose en
contra de lo que los tiene pasando hambre y trabajo.
Hay quienes ya están
conformados con las miserables regalías del gobierno; y éste, supo por donde agarrarlos
bien apretaditos. En el país donde ni el papel higiénico se encuentra, no falta
una licorería en cada esquina que esté dignamente abastecida del preciado
liquido que ha mantenido a la población “cuerda” por así decirlo. Los precios están
elevadísimos, pero eso no es excusa lo suficientemente buena como para dejar de
consumir. Parece que de no ser por la adorada borrachera no pareciera que fuesen
a “salir” de este hoyo en el que se encuentran. No hay harina, pero mientras
haya caña estamos bien.
Hay quienes están aún indecisos si salir a protestar
por sus derechos o quedarse en casa disfrutando
de las botellas “vestidas de blanco” que tienen en la nevera… pero ¿qué tal si
protesto borracho? Créame hay muchos de
esos. Total, la idea es darle largas al asunto para no tener que seguir en la
rutina.
Hay quienes aun siguen en la lucha por sus ideales…
esos ideales que le arrebataron como chupeta a un niño, por ingenuos y por
confiados. Pelean dictadura con un ideal democrático. Díganme algo, ¿de verdad creen
que un régimen dictador, comunista o socialista -o como les quieran llamar- va
a dejar ir a la “gallina de los huevos de oro”? yo lo dudo, pero la idea es no
rendirse, y cuando se den cuenta que a lo mansito no se logra nada, entonces
pensaran que es lo que realmente funcionará para empezar
a ver cambios positivos en el tan esperado despertar. Esperemos que para ese
entonces los indecisos ya estén sobrios y los conformados ya sean menos.
Mientras tanto, habrá que seguir haciendo un enjuagado
de la mente del venezolano, -porque ya lavada está- para que
pueda haber de nuevo lugar para la integridad puesto que el alma se tiñe del color
de sus pensamientos. Piensa sólo en aquellas cosas que están en línea con tus
principios y que puedan ver la luz del día. El contenido de tu carácter lo
eliges tú. Día a día, lo que eliges, lo que piensas, y lo que haces, es en lo
que te conviertes. Tu integridad es tu destino...Es la luz que guía tu camino.
Así lo dijo Heráclito.
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